La formación profesional le toma el pulso al mercado laboral

En España se ofertan más de 150 ciclos formativos dentro de 26 familias profesionales, con contenidos teóricos y prácticos adaptados, orientados a aquellos campos profesionales emergentes. Según datos del ministerio, el número de estudiantes de Formación Profesional sigue al alza. Las matriculaciones han aumentado debido especialmente al incremento de alumnado en Grado Superior y al desarrollo de la FP Básica.

Según la estadística ministerial, el pasado curso el número de alumnos que cursaron la FP Básica (dentro de la enseñanza secundaria obligatoria) fue de 72.180 y en FP de Grado Medio se matricularon 344.266 estudiantes. Casi 400.000 lo hicieron en FP de Grado Superior. Respecto al curso 2012-2013, las matriculaciones suponen un aumento del 21,4%, en este último tramo educativo.

En 2020, cerca de dos tercios del empleo lo ocuparán titulados en grado medio y superior

La distribución por sexo del alumnado matriculado en los ciclos de Grado Medio y Superior es equilibrada. Las mujeres representan el 43,3% y el 47,4%, respectivamente. No ocurre lo mismo en la FP Básica, donde se registra una mayor desigualdad, con un 70,8% de hombres y un 29,2% de mujeres.

La FP le ha tomado el pulso al mercado de trabajo. Hablamos de un itinerario formativo más breve y práctico que un título universitario, pero cada vez más clave para la empleabilidad. Según la OCDE, en 2020 cerca de dos tercios del crecimiento del empleo lo ocuparán técnicos titulados en formación profesional de grado medio y superior. España, sin embargo, sigue a la cola en porcentaje de titulados (un 24%), muy por debajo de la media europea (del 48%).

“Las matriculas han ido creciendo ininterrumpidamente: en los 2008 teníamos unas 450.000 y el último dato que nos facilitó el ministerio superamos los 800.000 alumnos de FP. Aún así, estamos por debajo de los otros países europeos y lejos de las necesidades del sistema productivo, según nos indican varios organismos”, explica el presidente de la Asociación de Centros de Formación Profesional, Luis García.

La capacidad de especialización y acceso al mercado laboral se imponen como principales ventajas respecto a los estudios superiores tradicionales. Aunque las razones son múltiples, según García: “Curiosamente, la crisis económica explica el crecimiento de la FP: mucha gente fue expulsado al mercado laboral sin ninguna formación y buscaba una cualificación o una recualificación. La idea que tienen los futuros estudiantes también ha cambiado. Además, hemos mejorado en la orientación en primaria y secundaria. De igual manera, influye el coste de la matrícula en comparación con la universidad. En la mayoría de comunidades, la matrícula del grado medio o superior es gratuita”.

Las matriculaciones en Grado Superior aumentaron un 21,4%

Desde la asociación ven con buenos ojos que el Ministerio pase a llamarse de Educación y Formación Profesional, pero en su opinión el departamento seguirá siendo una institución que regulará e inspeccionará. Es decir, sin margen para gestionar porque las competencias las tienen las comunidades autónomas y las diferencias son muy notables.

“El País Vasco sería el ejemplo a seguir. Entre sus puntos fuertes, la coordinación de todo el sistema, integrando sistema educativo y empleo. Han centrado en la formación profesional parte del esfuerzo innovador que tienen que hacer las Pymes. Además, tienen que ser también núcleos de innovación y apoyo a las empresas, como el Tknika”, enumera el responsable de la asociación.

Ante las deficiencias y retos a los que se enfrenta la FP, Celaá ya ha anunciado que buscará “un gran acuerdo de país de Formación Profesional”. Para alcanzarlo, asegura, trabajarán en un plan estratégico en con la colaboración de los interlocutores sociales y el sector empresarial para actualizar estas enseñanzas, con el fin de mejorar la empleabilidad y satisfacer las necesidades del mercado laboral.